Sinopse
Para frenar el flujo de migrantes, Turquía ha aceptado acoger y proteger a los refugiados rechazados por Europa. Sin embargo, el país se está mostrando incapaz de proteger a todos los niños refugiados sirios. Sin salida, muchas familias permiten que sus hijos trabajen ilegalmente, sobre todo en la industria textil, que acumula unos beneficios de unos 40.000 millones de dólares. En Brasil, un millón ochocientos mil niños de entre 5 y 17 años no han ido nunca a la escuela y trabajan cada día en sectores como la agroindustria, la construcción, la recogida de basuras y el comercio.